Chuang-Tsé y Huí Shih paseaban sobre el puente del río Hao, cuando el primero observó:
-Mira como nadan los peces alegremente. Esa es la felicidad de los peces.
-No siendo tú pez, dijo Hui Shih, ¿Cómo puedes saber la felicidad de los peces?
-Y tú, no siendo yo, replicó Chuang-Tsé, ¿Cómo puedes saber que yo no sé la felicidad de los peces?
-Si yo, no siendo tú, no puedo saber que sabes tú, no siendo pez, no puedes saber la felicidad de los peces.
-El argumento no tiene fallo. Volvamos a la pregunta original, dijo Chuang- Tsé.
"Tu propia pregunta demuestra que tú sabías que yo sabía, y yo lo supe cuando pasamos sobre el puente".